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El “Día Mundial del Sueño”

El “Día Mundial del Sueño” se celebra anualmente el primer viernes anterior al equinoccio de marzo desde el año 2008, establecido así por la Sociedad Mundial del Sueño, siendo este año 2024 el día 15 de marzo bajo el lema “Equidad en el sueño para la salud global”.

En antiguas culturas como la griega se creía que el sueño, es decir el dormir, era una preparación para el “sueño eterno” sinónimo de la muerte a tal punto que en su mitología Hipno es la personificación del sueño y su hermano gemelo ni más ni menos es Tánatos (la muerte sin violencia).

Sin más, se planteaba entonces que el dormir era la falta de actividad reversible del organismo en el cual día tras día había “un nuevo despertar a la vida”.

Hoy día con el advenimiento de las Neurociencias y en especial con los métodos de registro de actividad del cerebro por medio de estudios funcionales o neuroimágenes se sabe que el dormir no representa un cese de la actividad cerebral, sino que al contrario el cerebro se encuentra en sus momentos de mayor actividad. De ésta amplia actividad se sabe que se incluye entre otras la síntesis de proteínas que servirán para anclar recuerdos y conocimientos en la memoria y más recientemente una comunicación científica describe que el líquido cefalorraquídeo que sabíamos nutre al cerebro cambia su direccionalidad durante las horas del sueño haciendo de esta manera que los metabolitos (desechos) que se generan de la actividad cerebral que ocurre durante las horas de encontrarse despierta la persona se liberan preparando así al cerebro para un nuevo ciclo de actividad en vigilia (persona despierta).

Sin dudas el dormir por todo lo expuesto es indispensable, y podemos sumar a sus beneficios el reducir la aparición de enfermedades tanto del cuerpo como de la mente. Es más, muchas de las patologías que afectan a nuestra Salud Mental pueden presentarse en un comienzo con trastornos del sueño, o que los trastornos del sueño sean causantes de su desencadenamiento.

En relación a cuantas horas de sueño se necesitan, el abanico de respuestas va desde los recién nacidos que necesitan dormir entre 14 y 17 horas al día, para un buen descanso y crecimiento, y entre 7 a 9 horas en jóvenes, adultos y adultos mayores.

Entre las recomendaciones “higiénico-dietéticas”, es decir no medicamentosas, se recomienda en aquellas personas que no logran conciliar el sueño, tomar un baño, no exponerse a pantallas electrónicas que estimulan al cerebro, no ingerir bebidas energizantes y/o café, y tratar de enfocarse en el momento de descansar en ello como nos plantea el Mindfulness que hoy también es respaldado por las neurociencias.

La medicina cuenta con una gran gama de tratamientos desde la luminoterapia hasta psicofármacos de última generación, que no traen el tan temido acostumbramiento, y la ya tan conocida terapia con melatonina “la hormona del sueño” generada por la glándula Pineal que en culturas orientales se denomina “el tercer ojo”.

Por eso, como me cuenta mi madre, que existía un programa radial que decía “¡Despiértese contento!”… “Duerma contento” y sepa que puede si no bastan con los consejos consultar con su médico.

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