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Conservación del Parque Nacional Iberá, un trabajo de casi 30 años

El sitio cuenta con 183.500 hectáreas, según la Administración de Parques Nacionales (APN). El trabajo de Tompkins Conservation (antes CLT) es clave para la preservación de la vida silvestre.

Desde 1997, Tompkins Conservation (TC) trabaja para proteger este lugar, considerado por National Geographic como uno de los «santuarios más importantes de Argentina». La reintroducción de especies que se había extinto en la zona es una de sus tareas más relevantes.

El retorno de los osos hormigueros, venados y guacamayos (rojos y verdes), vistos por última vez hace 150 años, fue una de las labores más preponderantes de las últimas épocas. La transformación de antiguos ranchos ganaderos en áreas protegidas fue fundamental. 

Sobre los guacamayos, Elena Martín -en una entrevista para ABC- señala que este «cumplen un rol clave en el monte: la dispersión de frutos y semillas, para ayudar a regenerar los montes».

Sobre el Iberá, la escritora, fotógrafa y periodista, Megan Frye, aclara que «representa uno de los programas de recuperación silvestre más ambiciosos de América, que trabaja con más de una docena de especies y aloja el primer centro de reproducción de jaguares».

El yaguareté (Panthera onca) registra más de 21 ejemplares desde su vuelta al Iberá.Crédito: Proyecto Iberá.

Desafíos

Frye destaca que las labores de conservación también enfrenta desafíos, tales como los incendios forestales. Esto amenaza tanto a las personas y animales (además de la flora) que habitan la región.

Sebastián Di Martino, director de conservación en Rewilding Argentina, remarca que el fuego es un elemento tan natural como frecuente en este ecosistema, producto de las tormentas eléctricas. Este «no es el malo de la película en Iberá», sino que cumple el rol de ayudar la renovación del pastizal, eliminar la materia seca y arbustos que pueden dificultar el desarrollo de otras especies.

«Los animales silvestres se encuentran cada vez más amenazados debido al tráfico ilegal, la caza furtiva, mascotismo, alteración y destrucción de sus hábitats y en consecuencia a la reducción y el aislamiento de las poblaciones», afirma un artículo publicado  por la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE en 2016.

Di Martino sostiene están «recuperando algo que perdimos» y que «esto genera un cambio cultural grandísimo». «Las crisis ambientales que estamos viviendo son terribles: cambio climático, aparición de pandemias, extinción de especies, son todos temas muy agobiantes, muy deprimentes y que si vos no tenés una agenda positiva, una agenda proactiva, perdés la esperanza», concluye.

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