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El tremendo recibimiento a River en Córdoba y el desafío que representa Talleres

Los hinchas, revolucionados con Gallardo: en él confían para esta serie de Libertadores…

Mirá si la pasión se va a detener en un pero cuando el hincha que la demuestra ya abandonó su sensación de desamparo. Si su líder carismático le reactivó el espíritu.

 

¿Cómo no creer, si tienen con qué? ¿Cómo no comprender el fervor espiralizado, las bengalas y bombas de estruendo que reciben al micro de River en la explanada del hotel Quinto Centenario? Medio millón de pesos invertidos por la filial de Córdoba para un recibimiento a la altura.

No les interesa a ellos -o si es así, no lo demuestran in situ- que el goleador del año, Miguel Borja, no pueda estar en el Kempes. Ni que el Diablito Echeverri haya volado con lo justo a nivel físico. Ni que Talleres, el incómodo rival que tocó para los octavos de final de la Copa Libertadores esté arriba en el historial con el deté de turno. Porque es precisamente esa canosa figura de metro setenta la que ofrece esperanza.

Con Marcelo Daniel Gallardo todo es diferente. La bienvenida es apenas una señal más de ello. Es el elegido, el predestinado. Lo dicen sus números en estos mata-mata que comenzará a disputar con el saco entallado con el CARP bordado sobre el bolsillo. Esos partidos adrenalínicos que él mejor que ningún otro sabe cómo jugar.

 

Es posible que esos hinchas que trepan por la escalinata del shopping lindero al hotel para intentar ver mejor a su Napoleón no tengan un registro específico del nivel de éxito de MG. Que a aquel que le braman el «quiero la Libertadores», al que le dedican un «Muñeeeeco» como mantra, avanzó en el 72,7% de los 22 cruces mano a mano que disputó con River por la Copa más importante. Ellos saben que ganó mucho.

Por eso los feligreses del River del Muñeco, un equipo que ha vuelto a tener apellido aunque todavía no su impronta, ni siquiera se detienen en que los dos antecedentes más recientes (Atlético Mineiro y Vélez) fueron con eliminaciones. Porque saben que él sabe qué hacer. Que de algún modo resolverá los imponderables.

 

El no tener al autor del 42% de los goles del año (Borja), el contar con Echeverri con lo justo y sin pretemporadas como plafón preparatorio, el verse obligado a mandar al campo a Fabricio Bustos con apenas dos entrenamientos encima mientras el tercer refuerzo, Maximiliano Meza, está por llegar… Una escenografía muy lejana a la soñada.

Pero para el hincha, con Gallardo basta. El hombre en foco. Del único que se habla fuerte. El que jugará el primero de los siete partidos de su Mundial personal. En el que quiere competir y para ello pidió nutrir al grupo con jugadores que marcaran la diferencia. Dos ya han llegado, uno lo hará vía México y se verá si hay más para el boletín. Quizás esté atado al devenir en esta «batalla física y mental».

Pezzella, uno de los más buscados por los hinchas (Prensa River).Pezzella, uno de los más buscados por los hinchas (Prensa River).

Aunque más allá de que su público lo aclame, MG es consciente de dónde está parado. Que debió trabajar con minuciosidad en la intimidad del Camp para que su mensaje fuera lo más claro y específico posible. Evitando lecturas erróneas, apelando a la claridad. Un plan de acción elaborado para llegarle a un equipo que frente a Huracán mostró alrededor de 25 minutos interesantes, con su sello, pero que luego perdió impulso y terminó empatando sin ser vigoroso ni hiriente.

Quizás por eso Walter Ribonetto, el deté de un cuadro al que el Muñeco no le gana desde 2019, le tiró la presión a Gallardo y a su River. «Él atrae el foco de toda esta serie», le reconoció a Olé. «Cambió la adrenalina, la energía. Ellos tienen toda la responsabilidad», señaló el Tino, con ídem. Un modo de despojar a sus muchachos del manto de exigencia que de por sí se elevó por la salida de Ramón Sosa y su presión para emigrar. Un Talleres ofensivo que querrá ser protagonista y que, advirtió su deté, conoce los puntos débiles de River.

Pero a ellos, los hinchas, no les interesa. Ni los que están en Núñez, ni los que viajaron a Córdoba, tampoco a los fanas que recibieron en su tierra a Napoleón. Ellos gritan. Ellos claman por su héroe. El que volvió para retomar aquella historia hermosísima que inició en 2014 y que se interrumpió durante 21 meses. Por qué no retomarla, piensan ellos. Mientras saltan y saludan a sus ídolos.

 

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