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Padre Inestal, constructor de los 90 años de la Diócesis

Su tumba se encuentra en la entrada de la Iglesia Sagrado Corazón de Chilecito.

El padre Esteban Inestal es uno de esos sacerdotes que perduran por su cariño, alegría y buenos consejos. Nació en 1932 en Córdoba y falleció en 2010.

Por un problema físico medía un metro y medio, bajo de estatura pero enorme de corazón. Fue “un cura y medio”, como aún se lo llama. Gran protagonista de los 90 años de la Diócesis, particularmente en la época de Monseñor Angelelli.

Cordobés, pícaro, inteligente, sociable llegó a La Rioja porque por su estatura era improbable que lo ordenasen sacerdote en su diócesis natal. Monseñor Reinafé, obispo de la Rioja le ofreció ordenarse allí en donde fue un verdadero pastor con olor a oveja. Su tumba se encuentra en la entrada de la Iglesia Sagrado Corazón de Chilecito. Sobre la lápida siempre hay una flor y frente a ella algún fiel rezado. Allí fue párroco entre 1988 y 2005 cuando por razones de salud fue trasladado primero a La Rioja ciudad y luego a Córdoba en donde falleció 5 años después.

Desde el área de comunicación de la Diócesis convocaron al Padre Roberto Queirolo, amigo y sacerdote que compartió el pastoreo con el Padre Inestal, a Ana María Martínez de Franceschi, Cursillista y Circulista de Chilecito y junto con su esposo gran amiga de él y a una de sus varios sobrinos: Cecilia Inestal, para que nos contaran sobre este gran sacerdote, constructor y protagonista de los 90 años de la Diócesis de La Rioja.

El Padre Queirolo es quien lo denomina “Cura y Medio”, bromeando con su diminuta estatura de medio hombre y afirma que es imposible comunicar toda la riqueza de su personalidad. Muy bueno en todo sentido, un lujo de sacerdote, fue el vicario general de Angelelli, párroco de la Catedral y de Chilecito en donde fundó el Movimiento Círculos de Juventud y acompañó a todos, principalmente a los matrimonios.

Cuando asesinaron a Monseñor Angelelli tomó la lúcida decisión de sellar la puerta de su habitación y su oficina para evitar que las fuerzas armadas entraran. Era muy cercano al obispo.

“Como sacerdote se excedía en su servicio, el primero que se levantaba a la mañana para abrir el templo, en ayudar a los enfermos, muy amigo de sus hermanos sacerdotes, vivía plenamente su sacerdocio, era fiel al obispo, muy servicial. Se reía de sí mismo de su estatura, me contó que le había costado superar esa situación y tomarlo como algo propio de su persona, se reía conmigo y Julio Guzmán porque éramos altos, nos hacíamos bromas; cuando yo estaba sentado era un poquito más alto que yo. Para manejar su auto le habían puesto un suplemento a los pedales. En el tiempo del Proceso militar iban con Rafael Sifre y Carlos Di Marco a Mendoza y los pusieron presos, lo maltrataron, insultaron y luego lo liberaron. Al mismo tiempo intercedió por la ubicación y liberación de muchos detenidos desaparecidos de La Rioja. Para eso usaba su capacidad de diálogo y hacía gestión ante cuanta autoridad había para lograr ese objetivo. Especialista en generar vínculos o recomponer vínculos. Aceptado por todos”, dijo Queirolo.

Su sobrina Cecilia lo nombra como el Tío Esteban, preocupado por su familia y nos cuenta que su llegada siempre generaba alegría entre ella, sus hermanos y primos. Sumamente generoso y a la vez austero en sus cosas, su vestimenta. Cuando estaba en su casa de Córdoba iba a celebrar misa a la Comunidad de las Hermanas Esclavas a cuyo colegio fueron Cecilia y sus hermanas, también rezaba en su habitación.

Cecilia tiene varios objetos y ropa sacerdotal de su tío que lo guarda como una reliquia y fueron sus padres quienes lo cuidaron en los últimos años de su vida cuando por razones de salud, afectado por Alzheimer, no pudo seguir en La Rioja.

Ana María o Ani lo conoció desde que ella y su esposo eran muy jóvenes junto a muchos más fueron los más cercanos en su pastoreo en Chilecito. También poseen elementos que fueron de su uso.

“Era “un personaje”, un temperamento firme y alegre a la vez, un cura con todas las letras, muy conciliador, estratega, solidario, siempre dejaba una lección, una enseñanza. Ha sido un gran sembrador que ha cambiado la vida para bien a muchos. En épocas en que se juzgaba mal a las jóvenes solteras embarazadas él respondía diciendo “es un aborto menos”. Andaba con dos libretitas a modo de agenda y anotador y por eso se le superponían las tareas. Era capaz de quedarse sin comer él por darle a los demás. Cuando se enojaba era firme y sus homilías a veces sonaban fuertes. Arregló muchos matrimonios, disputas familiares, conseguía todo lo que los más pobres necesitaran. Les exigía a los matrimonios que tuviesen gestos de cariño entre ellos. Siempre le puso entusiasmo a la Pastoral Familiar, principalmente a los Cursillistas y a los Circulistas. Trabajó en Cáritas a la par de los demás, parecía que el tiempo se le multiplicaba por todo lo que hacía y también promovió vocaciones sacerdotales”, aportó la mujer.

 

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