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Líderes árabes y judíos se unen para trabajar y orar por sus pueblos “porque necesitan a Jesús”

A pesar del conflicto que prevalece entre árabes y judíos a nivel global, líderes cristianos de diferentes etnias están uniendo esfuerzos en Estados Unidos para promover la unidad en el Cuerpo de Cristo.

George A. Rafidi y Michael Calise, presidentes de las comunidades árabes y judías dentro de las Asambleas de Dios, respectivamente, han cultivado una amistad que simboliza esta colaboración interétnica.

Ambos líderes reconocen que, aunque tienen diferentes perspectivas, comparten la creencia en la necesidad de que sus comunidades conozcan a Jesús. Este esfuerzo se da en un contexto histórico de tensión, especialmente desde la creación del Estado de Israel en 1948 y el reciente aumento de conflictos en la región.

Con solo un pequeño porcentaje de cristianos entre árabes y judíos, los líderes enfrentan el desafío de acercarse a sus respectivas comunidades para difundir el mensaje cristiano. La unión de Rafidi y Calise representa un intento significativo de construir puentes y fomentar la paz a través de la fe, demostrando que la búsqueda de unidad puede trascender las diferencias culturales y religiosas.

Michael comentó que, desde pequeños, los judíos son enseñados que Jesús no es para ellos y aprenden que su comunidad ha sido perseguida históricamente, a menudo por cristianos. Su objetivo es derribar barreras en lugar de construir muros que impidan el acceso al Evangelio.

“Debemos lograr que los judíos lean las Escrituras por sí mismos, piensen por sí mismos y permitan que el Espíritu Santo les muestre que Jesús es un lugar seguro para ellos”, dijo Michael.

Por su parte, George se dedica a evangelizar entre los árabes, trabajando especialmente con refugiados de países como Irak, Sudán, Afganistán y Siria. Él identifica el miedo a perder los lazos familiares y el rechazo como los principales obstáculos que enfrentan los árabes al considerar la conversión al cristianismo.

Ambos líderes, Michael y George, también se esforzaron por desmitificar estereotipos erróneos sobre sus comunidades. George refutó la noción de que la mayoría de los musulmanes son terroristas, afirmando que el 99% son personas comunes que buscan paz y estabilidad. Michael, por su parte, destacó que muchos judíos no son religiosos y, contrariamente a la creencia popular, no tienen un amplio conocimiento de la Biblia.

En el transcurso de su diálogo, también se abordó el incremento del antisemitismo a nivel global, subrayando la necesidad de unidad y entendimiento entre las comunidades cristiana, judía y árabe.

George destacó que muchos líderes cristianos temen orar por los árabes, enfatizando que las iglesias deben tener una mentalidad abierta y que Jesús también murió por ellos, recordando que nadie elige nacer en una familia árabe musulmana. Junto a Michael, ambos oran diariamente por la paz en Medio Oriente, expresando su preocupación por las víctimas inocentes del conflicto, especialmente mujeres y niños que mueren sin conocer a Jesús.

Michael, por su parte, ve la guerra como una continuación de la amenaza histórica contra el pueblo judío, mencionando eventos como la Inquisición y el Holocausto, señalando que siempre ha existido un deseo de exterminio hacia los judíos. A pesar de estos desafíos, ambos líderes mantienen la esperanza en un futuro más pacífico y unido.

“Siempre hay esperanza en Cristo. Aunque la gente muera en conflictos, debemos mantener nuestros ojos enfocados en Jesús diariamente. Bienaventurados los pacificadores”, dijo George.

“Dios puede cambiar milagrosamente corazones, vidas, costumbres y sentimientos”, concluyó Michael.

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