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La insólita secuencia del caso «récord» de la inseguridad en Córdoba

Un delincuente asaltó a una taxista. Pero luego, otros ladrones le robaron al primero. Cuando el asaltante intentó escapar de los otros maleantes, chocó y otro grupo apareció para robar de nuevo.

Una cadena de inseguridad infinita. Un «récord» que ningún ciudadano quisiera tener. La odisea que sufrió el viernes último una taxista de la ciudad de Córdoba terminó por convertirse en una descripción aplastante de la peor inseguridad. Territorios librados a su propia (mala) suerte.

De acuerdo a los datos que se manejan a nivel de la investigación judicial que comanda el fiscal Tomás Casas y los aportados por allegados a la víctima, Cadena 3 pudo reconstruir una secuencia casi increíble de robos sucedidos con sólo minutos de diferencia.

El viernes último, cerca de las 17, la taxista llevó a una compañera de trabajo hasta Villa Posse, en la zona sudeste de la Capital cordobesa. Un sector ubicado en una periferia que no es sólo geográfica.

Allí, a la altura del polideportivo social que el Gobierno provincial emplazó con el declamado objetivo de sacar a los chicos y jóvenes de las drogas y el delito, un solitario ladrón la abordó cuando su compañera ya se había bajado.

A punta de pistola, el delincuente la obligó a que lo llevara hacia el cercano barrio Cooperativa 16 de Abril, a través del denominado Camino a Villa Posse. Siempre bajo amenazas, el asaltante le fue indicando por dónde ir, hasta que la obligó a frenar en una esquina de ese sector, a la altura de la Manzana 17.

Allí, el ladrón le abrió la puerta del conductor, le quitó el celular y la billetera y le ordenó que corriera.

Pero nada terminó en ese momento. Fue entonces que un grupo de al menos tres delincuentes, que estaba en las inmediaciones de esa esquina de Cooperativa 16 de Abril, al observar lo que ocurría se acercó hasta el taxi y asaltó al primer ladrón. Sí, delincuentes le robaron a otro delincuente.

Le quitaron el botín y el arma que llevaba.

Ante esto, el primer ladrón logró sentarse en el asiento del conductor y aceleró el taxi para escapar. Casi atropella a la propia taxista que aún corría y terminó por impactar contra un Peugeot 206 que estaba estacionado.

El estruendo del choque hizo que se asomaran a la calle los dueños del 206 y otros vecinos, quienes impidieron que el ladrón escapara de allí. Lo retuvieron hasta que llegó la Policía.

Pero apareció otro grupo de delincuentes. En medio del caos, alguien tomó la llave del taxi siniestrado, abrió el baúl y se llevó la rueda de auxilio.

Darío, el propietario del taxi, cuando llegó a la zona, intentó llamar a una grúa para que se llevara el auto chocado, pero los policías que ya estaban en el sector le dijeron que no. Porque si entraba una grúa privada, le indicaron, era muy posible que también fuera asaltada.

Para poder retirar el taxi fue necesario que la Guardia de Infantería apostara un dispositivo especial en ese barrio y que llegara una grúa de la propia Policía, que terminó por llevarse el rodado.

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