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La Iglesia prohíbe casarse a una pareja de católicos que trabaja en el Banco del Vaticano y amenaza con echarlos

Una nueva norma impide que se casen si comparten el ámbito laboral. Una solución al despido es que uno de ellos renuncie. La insólita regla sucede luego de que el Papa pregonara entre los jóvenes formar una familia.

Se conocieron en el lugar de trabajo, el Instituto para las Obras de Religión, el IOR. el famoso banco del Papa, con una historia que a veces fue tormentosa en las décadas pasadas. El encuentro concluyó en lo más normal, el enamoramiento y la decisión de casarse. Los dos son naturalmente católicos. Pero les han comunicado una perspectiva funesta, el despido, la opción entre la vida privada y la pérdida del empleo.

Claro está que una “solución” sería que uno de los dos renunciara y es fácil apostar que la víctima más propicia es ella, la novia, porque en estos casos es más fácil que la mujer piense en los futuros hijos. Parece mentira pero no lo es, no han violado ninguna norma religiosa.

Es más, la presunta norma es contraria a las predicas de todos los pontífices, en primer lugar del último, Francisco, tan progresista y abierto. Es el mismo Papa que hace poco insistió ante los jóvenes a crear sin miedo una familia.

En cambio, la realidad es la norma de pesadilla; en un plazo de treinta días, quienes la violen perderán su empleo en el plazo de 30 días desde la celebración del matrimonio.

Qué dice la norma

El diario “Il Messaggero”, siempre muy bien informado en temas religiosos, refiere que una nueva norma “entrada en vigor en el Torreon de Nicolás V”, donde se encuentra la sede del banco del Papa, establece que marido y mujer no pueden compartir la vida laboral. La norma acepta no apretar el gatillo a uno de los dos cónyuges católicos si renuncia “voluntariamente”.

“Il Messaggero”, el diario más antiguo y popular de Roma revela que ya ha estallado, el caso judicial. El Vaticano calla sobre el asunto, pero se sabe que ya existe una pareja que quiere casarse y por la Iglesia y que el caso está siendo considerado por el ULSA, el tribunal del Trabajo de la Santa Sede, que lo está estudiando. Los sindicalistas vaticanos quieren una mayor tutela de las familias.

Crece el malhumor entre los empleados de la Curia

Crecen los malhumores de los cuatro mil trabajadores y empleados en la Curia. Un sindicalista explica que “notamos que hay sujetos (¿monseñores?) que consideran a los representantes de los trabajadores como un elemento de disturbio”.

Se hizo notar que el texto del reglamento establece que la pérdida del derecho a la asunción se extiende al matrimonio también de un empleado del IOR con un dependiente de otras administraciones internas del Estado Ciudad del Vaticano. Salvo que uno de los cónyuges renuncie al trabajo en la Santa Sede, lo que permite al otro cónyuge superar las exigencias para el mantenimiento del empleo.

Los representantes sindicales “pedimos la modificación de los aportes par las familias, que hoy arriban casi exclusivamente al mono rédito”.

También se reclaman “mayores tutelas par las familias que tienen un miembro inhabil en el propio nucleo”.

Los sindicalistas sostienen que “continuamos a hacer nuestro trabajo, haciendo mediaciones para crear un punto entre dependientes y superiores para que éstos sean siempre escuchados y valorizados. Sabemos que no es un deber fácil pero alguien debe asumirse la tarea, como en todas las organizaciones donde está en vigencia del estado de Derecho”.

También se reclama al Papa que ponga al ULSA, el Tribunal del Trabajo interno, efectivamente en grado de intervenir donde hay contenciosos.

Levantaron una tormenta y no se conoce ningún resultado de los pedidos de 49 empleados de los Museos Vaticanos que reclamaron a gobernación que administra el Vaticano de justicia en materia de reglas, sueldos y gestiones de las enfermedades.

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