Ingenieros Agrónomos y Veterinarios celebran su Día
Cada 6 de agosto se homenajea a estas dos profesiones que se vinculan y coinciden en sus orígenes académicos en el país, pero fundamentalmente que «enaltecen la calidad de vida».
La efeméride inició en el año 1883, cuando comenzó a dictarse por primera vez la carrera de Agronomía en la Escuela Agrotécnica y Veterinaria Santa Catalina, en la localidad de Lomas de Zamora (Buenos Aires), dos importantes profesiones que se vinculan y coinciden en sus orígenes académicos en el país.
El Ingeniero Agrónomo es el profesional Capacitado para intervenir en el sector rural con el objetivo de mejorar la producción, atendiendo al cuidado de los recursos naturales, la calidad de vida y la seguridad alimentaria, y en cuyas funciones deberá gestionar los recursos agropecuarios; manejar recursos naturales y su gestión sustentable; comprender y aplicar los principios de conservación y transformación de productos de origen agropecuario, además de administrar sistemas comerciales de bienes y servicios del sector agropecuario para rentabilizarlos económica y socialmente.
En ese contexto, al tratarse de un país agroganadero, la carrera adoptó un valor significativo en distintas regiones adaptándose a las condiciones naturales de cada provincia y su consecuente orientación en los cultivos y actividades de las distintaa geografías.
Como dato histórico, fue quizás Manuel Belgrano uno de los grandes impulsores de la agronomía en el país. “La agricultura es la madre fecunda que proporciona todas la materias primeras que dan movimiento a las artes y al comercio”, fue una de sus frases más populares sobre el tema.
En ese marco, y tratándose La Rioja de una provincia también vitícola, estos profesionales de la Ingeniería Agrónoma, se desempeñan, cumpliendo diferentes funciones, en las bodegas del camino del vino en la provincia, donde –entre otras acciones– diferencian la calidad del suelo, idenficando lotes en los que se obtienen las uvas, planifi cando y ejecutar una cuidadosa poda invernal para reducir y equilibrar los rendimientos de las plantas en el viñedo, y determinar –junto al enólogo– el momento de cosecha; guardianes del terroir de cada región para alcanzar lo mejor ante un mercado cada vez más exigente, respecto a las tendencias internacionales.