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Hoy es el Día Mundial de la Miopía en conmemoración a Jorge Luis Borges

El escritor quedó ciego por esta enfermedad cuyo avance es rápido en edades tempranas. Basar el tratamiento solo en el uso de anteojos puede ser parte del problema ya que hoy se puede prevenir y tratar.

Jorge Luis Borges, quien padecía una ceguera crónica, nació sabiendo que, tarde o temprano, iba a perder la vista tal como ocurrió con sus antepasados: su padre Jorge Guillermo, su abuela Frances Haslam y su bisabuelo Edward Young Haslam quienes también murieron ciegos.

El escritor, poeta, ensayista y traductor argentino era corto de vista y contaba que, cuando era niño, miraba las tapas de los libros desde muy cerca, con mucho detalle, mientras que también hay fotos de joven portando anteojos muy gruesos.

El prestigioso e innovador oftalmólogo Dr. Enrique Segundo Malbrán, de quien Borges fue paciente, señaló que la miopía degenerativa es la etiología de la ceguera que le tocó padecer. Con anteojos correctores o lentes de contacto, las personas miopes pueden ver, pero a medida que envejecen están expuestos a un riesgo mucho mayor de sufrir discapacidad visual. De hecho, desde los 30 a los 60 años es el momento en que llega la discapacidad para estas personas.

La miopía se dispara en todo el mundo
“La prevalencia de la miopía está aumentando a nivel mundial. Actualmente, alrededor del 30% de la población mundial es miope, y el 5% pertenece a la categoría de miopía alta. Por supuesto, esto es preocupante ya que conduce a problemas más graves en el futuro”, indica el doctor Leonardo Fernández Irigaray (M.N. 86.779), Miembro Titular del Consejo Argentino de Oftalmología y coautor de artículos sobre esta discapacidad visual prevenible.

El profesional remarca que para 2050, los expertos predicen que esta cifra de miopes aumentará al 50% de la población mundial, y el 10% estará en la categoría de miopías altas. “Los costos sociales van a aumentar considerablemente si se tiene presente cuántas personas más van a ser miopes”, advierte.

Qué es la miopía
La miopía se produce cuando el globo ocular se alarga o la córnea está demasiado curvada. Esto hace que los objetos en la distancia parezcan borrosos, lo que afecta las interacciones y actividades diarias.

“Si bien las lentes estándar corrigen la visión en el centro de la retina, no abordan cómo la luz periférica se enfoca ‘detrás’ de ella, un fenómeno conocido como desenfoque hipermétrope. Esta desalineación hace que el globo ocular del niño se alargue en un intento de compensar, lo que puede empeorar la miopía”, explica el oftalmólogo infantil.

Por ejemplo, un chico de siete años con una miopía de -2,00 dioptrías muestra un aumento de -1.00 dioptría por año. Sin intervención, este niño podría alcanzar las -5,00 dioptrías a los 10 años. En este nivel, conocido como miopía alta, aumentan los riesgos de enfermedades oculares graves como el desprendimiento de retina, lo que podría provocar una pérdida irreversible de la visión.

“Desafortunadamente, es una enfermedad irreversible una vez que uno se vuelve miope, pero con la tecnología actual, el progreso de la miopía se puede frenar”, asegura Fernández Irigaray. Si no recibe ninguna intervención médica, la miopía seguirá progresando año tras año e inevitablemente alcanzará ciertos niveles severos después de un tiempo. Si se inicia el tratamiento de la miopía mediante intervención médica, se puede ralentizar el progreso.

“Esto significa que, si podemos reducir el nivel de miopía y ralentizar el progreso, también disminuye el riesgo de enfermedades oculares más graves. Esto es algo que podemos proporcionar y contribuir a la sociedad”, afirma.

La prevención de la miopía es tan importante como el tratamiento
Una gran cantidad de investigaciones sobre la miopía han explorado el vínculo entre el tiempo al aire libre, el uso de dispositivos digitales y la progresión de la miopía.

Investigaciones epidemiológicas recientes señalan que los chicos que pasan más tiempo al aire libre son menos propensos a desarrollar miopía, independientemente de su eventual carga genética o de cuánto trabajo de cerca realicen.

El mecanismo sugerido del efecto protector de las actividades al aire libre implica la liberación de dopamina retiniana, estimulada por la luz que inhibe una mayor elongación axial, que es la base fisiopatológica de la miopía.

“Mantenerse actualizado sobre la investigación sobre la miopía ayuda a los médicos y pacientes a elegir las mejores estrategias para controlar la miopía y promover una salud ocular óptima en los niños”, concluye el experto.

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