Hígado graso: una enfermedad silenciosa pero reversible
La especialista en diabetología y clínica médica, doctora Marcela Nallim (MP 1404), advirtió sobre la importancia de detectar y tratar a tiempo la enfermedad del hígado graso, una patología que afecta entre el 25 y el 30 por ciento de la población adulta mundial y que, de no controlarse, puede derivar en cirrosis, trasplante hepático o cáncer de hígado.
“El hígado graso es la acumulación de grasa en los hepatocitos, las células normales del hígado. Esa grasa genera inflamación crónica y puede progresar a fibrosis y cirrosis. Lo grave es que muchas veces no da síntomas y no se le da la importancia que realmente tiene”, explicó la médica.
La doctora remarcó que se trata de una enfermedad vinculada a la obesidad, la diabetes tipo 2, la hipertensión y el sedentarismo, aunque también puede presentarse en pacientes delgados con resistencia a la insulina. Incluso, advirtió que empieza a detectarse en niños y adolescentes con sobrepeso.
En cuanto al diagnóstico, los estudios más habituales son la ecografía y el hepatograma, que permiten detectar alteraciones en el hígado. “No debemos pensar que sólo afecta a personas con obesidad. También en pacientes delgados o diabéticos tipo 1 podemos encontrar hígado graso”, señaló Nallim.
Respecto de la prevención y el tratamiento, la especialista fue contundente: “El hígado es el único órgano que puede regenerarse. Si actuamos a tiempo, con cambios de hábitos, alimentación saludable, actividad física y, en algunos casos, medicación, la enfermedad es reversible. Pero no hay un medicamento mágico: el verdadero tratamiento es un cambio de estilo de vida”.
Los resultados, aseguró, dependen del compromiso del paciente. “Algunos logran revertirlo en un año y medio, otros tardan dos o tres años. Pero siempre es posible si se sostiene la alimentación sana, la actividad física y la hidratación”, detalló.
Finalmente, la doctora insistió en la necesidad de evitar alimentos ultraprocesados, priorizar frutas y verduras frescas y mantener una buena hidratación. “Nuestro cuerpo está formado mayormente por agua. Si no le damos agua, no funciona como debería”, concluyó.



