El obispo Braida se reunió con el Papa Francisco
“Entre unos mates compartidos, pudieron conversar sobre los 90 años de nuestra Diócesis, la realidad de la Iglesia riojana y como vive este camino y proceso sinodal”, indicaron desde la Diócesis de La Rioja, donde se resaltó que le regaló el libro: “Coca y Wence”. El Papa Francisco, agradeció la cercanía del pueblo riojano, animó a seguir adelante, envió su cariño y bendiciones.
“Quería saludarlos, les habla Dante Braida, el obispo de La Rioja, y bueno, comentarles que estamos aquí en plena segunda sesión, reencontrándonos con todos los sinodales que habíamos estado ya compartiendo el año pasado, y trabajando en el Instrumental Laboris, que tiene cuatro partes. La primera semana fue sobre todo dedicada a los fundamentos y al tema de los vínculos”, dijo Braida.
“Surge fuerte allí como la imagen del pueblo de Dios en la iglesia ayuda mucho a comprendernos como una comunidad, donde caminamos juntos, donde los vínculos son fundamentales”, resaltó.
“Salió fuerte el vínculo de laicos con los presbíteros, con los ministros, salía fuerte el tema de los carismas, el valorizar los carismas de cada uno y
ponerlo al bien de los demás, y desarrollarlos para llevar adelante la misión propia de la iglesia”, aportó.
“Se destacaba que todos, todos, tenemos carismas que desarrollar para el bien de los demás y, también desde América Latina aportamos la importancia de que los pobres estén bien incluidos en la misión de la iglesia, no sólo como destinatarios, sino como sujetos, ya que tienen mucho que aportar para el bien de los demás, para el crecimiento de todos”, añadió.
“De la sinodalidad como una forma de vivir, ¿no?, una forma de vivir donde la acogida, la escucha, el discernimiento personal y comunitario son característicos. De esta forma de vivir y también, bueno, todos dejándonos guiar por el mismo Espíritu, el Espíritu Santo que nos habita y que es el que conduce la obra misionera de la iglesia. Sin duda que hay mucho para compartir”, aseveró.
“Todo el camino que vamos haciendo en Argentina también resuena aquí, como también en nuestros corazones resuena todo lo que la iglesia va viviendo en distintos lugares del mundo. Hay mucho por mejorar, por crecer, pero lo importante ahora es reconocer que estamos en camino y que, bueno, y que nos estamos dejando guiar por este Espíritu para que el reino siga creciendo y brillando entre nosotros”, sentenció.
En la Plaza de los Protomártires Romanos de la Ciudad del Vaticano, donde según la tradición tuvo lugar el martirio del Apóstol Pedro, el Papa Francisco presidió una oración ecuménica el viernes 11 de octubre por la tarde en presencia de los delegados fraternos del Sínodo y de varios otros representantes de las Iglesias cristianas.
En su homilía el Papa Francisco instó a los cristianos de todo el mundo a dar testimonio de su unidad centrándose en su «misión común». En combinación con esta celebración en el Vaticano, se organizaron oraciones locales en 80 lugares diferentes de todos los continentes.
La vigilia de oración, organizada por la Comunidad de Taizé, es la continuación de la vigilia «Together», efectuada el 30 de septiembre de 2023, en vísperas de la apertura de la primera sesión del Sínodo sobre la sinodalidad.
Este año, se ha elegido la fecha simbólica del 11 de octubre para conmemorar el aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, que tuvo lugar el 11 de octubre de 1962. «Queremos dar gracias en particular por todos los frutos ecuménicos que han surgido del impulso del Concilio», dijo el cardenal Kurt Koch, Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en su breve discurso introductorio, recordando el 60 aniversario de la publicación del decreto sobre el ecumenismo Unitatis Redintegratio y de la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium.
Extractos de los dos documentos conciliares fueron leídos por todos los responsables eclesiásticos presentes, entre ellos el metropolita ortodoxo Job, el obispo anglicano Warner, el archimandrita Katsynas de la Iglesia ortodoxa griega y la reverenda franco-suiza Anne-Cathy Graber, pastora del Congreso Mundial Menonita.
“Los cristianos mientras más cerca estén de Cristo, tanto más cerca están entre sí”, escribió el Papa Francisco en su homilía, retomando las palabras del decreto sobre el ecumenismo Unitatis Redintegratio del 21 de noviembre de 1964.
El Santo Padre recordó a continuación el vínculo entre ecumenismo y sinodalidad, uno acompañando al otro en un proceso en el que «no se trata de construir algo sino de acoger y hacer producir el don que ya hemos recibido». Según Francisco, la experiencia sinodal hasta la fecha permite comprender este «don de la unidad» desde varios ángulos.
En primer lugar, el Obispo de Roma subrayó el carácter imprevisible de este don: «El verdadero protagonista es el Espíritu Santo, no nosotros; es Él quien nos lleva hacia una comunión mayor». Por tanto, «es un don cuyos procesos y modos no podemos predecir; debempos recibirlo ‘sin que se pongan obstáculos a los caminos de la Providencia y sin prejuicios contra los impulsos que puedan venir del Espíritu Santo», como dice el Decreto conciliar.
En el texto, Francisco estableció que, a imagen del proceso sinodal, «la unidad es un camino». Es decir, «madura con el movimiento, caminando» y crece en el servicio mutuo, en el diálogo de la vida y en la colaboración de todos los cristianos.
“La unión entre los cristianos crece y madura en la común peregrinación “al ritmo de Dios”, como los peregrinos de Emaús acompañados por Jesús resucitado.”
Tengamos confianza en el Espíritu Santo que nos impulsa hacia la unidad
El Santo Padre escribió que “el Sínodo nos está ayudando a redescubrir la belleza de la Iglesia en la variedad de sus rostros”. Asimismo, reiteró, como ha sostenido en otras oportunidades durante su Pontificado, que la unidad no es uniformidad ni fruto de compromisos o de equilibrismos.
“Nosotros tenemos necesidad de recorrer el sendero de la unidad en virtud de nuestro amor a Cristo y a todas las personas que estamos llamados a servir. A lo largo de este camino, ¡nunca nos dejemos paralizar por las dificultades! Tengamos confianza en el Espíritu Santo que nos impulsa hacia la unidad en una armonía de diversidad multicolor.”
En la última parte de su meditación, Francisco planteó que “la unidad de los cristianos es necesaria para su testimonio”. A su vez, manifestó que “el movimiento ecuménico nació del deseo de dar testimonio juntos, con los demás y no alejados unos de otros, o peor aún, unos contra otros”.
En alusión al sitio en el que se realizó la oración ecuménica, el Sucesor de Pedro sugirió: “En este lugar, los protomártires nos recuerdan que hoy, en muchas partes del mundo, cristianos de diferentes tradiciones dan su vida juntos por la fe en Jesucristo, viviendo el ecumenismo de la sangre. Su testimonio es más fuerte que cualquier palabra, porque la unidad proviene de la Cruz del Señor”.
El Pontífice retomó el sentido de la vigilia penitencial, que tuvo lugar el martes 1 de octubre, subrayando que también en esta oración ecuménica se manifestó la “vergüenza por el escándalo de la división de los cristianos, por el escándalo de no dar, unidos, testimonio del Señor Jesús”. En este sentido, consideró al Sínodo como “una oportunidad para mejorar, superando los muros que aún existen entre nosotros”.
“Centrémonos en la base común de nuestro común bautismo, que nos impulsa a ser discípulos misioneros de Cristo, con una misión común. El mundo necesita un testimonio común, el mundo necesita que seamos fieles a nuestra misión común”, concluyó.