El obispo Braida informó sobre lo reflexionado en el Sínodo
El obispo Dante Braida compartió sus opiniones y modos de ver de lo que pasó en la segunda semana del Sínodo de la Sinodalidad. Cabe resaltar que se realiza en Roma, por iniciativa del propio Papa Francisco.
“En esta segunda semana de trabajo hemos abordado, en primer lugar, la parte I del Documento de Trabajo titulada: Relaciones. Caminar juntos en una iglesia sinodal implica fomentar las relaciones: con el Señor, entre hombres y mujeres, en la familia, en la comunidad, entre los grupos sociales. Dice este documento que “Sólo una red de relaciones que teja la multiplicidad de las pertenencias es capaz de sostener a los individuos y a las comunidades, de ofrecerles puntos de referencia y orientación y de mostrarles la belleza de la vida según el Evangelio; es en las relaciones, con Cristo, con los demás, en la comunidad, que se transmite la fe.” Luego agrega: “Como exigencia de la misión, la sinodalidad no debe concebirse como un expediente organizativo, sino que debe vivirse y cultivarse como el conjunto de modalidades mediante las cuales los discípulos de Jesús tejen relaciones solidarias, capaces de corresponder al amor divino que les alcanza continuamente y que están llamados a testimoniar en los contextos concretos en los que se encuentran. Para comprender cómo ser una Iglesia sinodal en misión, es necesario pasar por una conversión relacional…”, dijo Braida.
“Los temas abordados estaban propuestos bajo los siguientes títulos: En Cristo y en el Espíritu: la iniciación cristiana; Con los ministros ordenados: al servicio de la armonía; Para el Pueblo de Dios: carismas y ministerios; Entre las Iglesias y en el mundo: la concreción de la comunión”, informó.
“A partir de día jueves continuamos las reflexiones con la Segunda Parte de dicho Documento que trata el tema de los Itinerarios en una Iglesia sinodal. Esta parte “destaca los procesos que garantizan el cuidado y el desarrollo de las relaciones, en particular, la unión con Cristo en vista de la misión, y la armonía de la vida comunitaria, gracias a la capacidad de afrontar juntos los conflictos y las dificultades”. Esta parte se “centra en cuatro ámbitos distintos, pero profundamente entrelazados en la vida de la Iglesia sinodal misionera: la formación, especialmente a la escucha (de la Palabra de Dios, de los hermanos y hermanas y de la voz del Espíritu) y al discernimiento, que lleva al desarrollo de modalidades participativas de toma de decisiones, respetando los diferentes roles, con una circularidad que llega a la transparencia, a rendir cuentas de las responsabilidades recibidas y a una evaluación que relanza el discernimiento para la misión. Fuente y culmen de este dinamismo es la Eucaristía, que pone en la raíz de las relaciones la gratuidad del amor del Padre, a través del Hijo en el Espíritu.”, ahondó.
“El grupo de trabajo para el desarrollo de ambas partes fue el mismo. El clima que reina es de mucha participación y confianza fruto del conocimiento mutuo que va creciendo en el pasar de los días. También hay espacios de intervenciones libres que se realizan ante toda la asamblea y que permiten tener una visión más amplia de los temas”, añadió.
“Esta semana también se han realizados dos paneles teológicos con los siguientes temas: «El Pueblo de Dios, sujeto de la misión» y «El papel y la autoridad del obispo en una Iglesia sinodal». Por mi parte he participado del segundo en el que uno de los cinco disertantes fue el teólogo argentino Pbro. Carlos Galli. Ambos temas ayudaron a profundizar aspectos específicos de la sinodalidad y a esclarecer preguntas que se van suscitando en el camino”, apuntó.
“El día jueves, como lo hicimos el año pasado, los participantes argentinos en el Sínodo, junto a otros compatriotas que trabajan en el Vaticano, fuimos a la embajada de nuestro país ante la Santa Sede. Allí pudimos dialogar con el Embajador y el Secretario de Culto que, por estos días, se encontraba en Roma”, determinó.
“Finalmente, al terminar la semana, hemos participado de una Celebración Ecuménica en la plaza de los Primeros Mártires de la Iglesia. Junto al papa Francisco y miembros de más de diez iglesias cristianas rezamos por la unidad de los cristianos iluminados por textos de la Palabra de Dios y del Concilio Vaticano II, particularmente Unitatis Redintegratio”, reflexionó.
«Damos gracias por estos días y no dejemos de rezar para que sigamos creciendo como una Iglesia cada día más sinodal, misionera y misericordiosa”, finalizó.
Tienda de Sinodalidad Amerindia
“La Tienda de la Sinodalidad” es el título que recibe una iniciativa promovida por la red Amerindia y el Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad, cuyo objetivo es reflexionar sobre la presencia de América Latina en la Iglesia Católica, así como seguir impulsando el proceso sinodal.
Se dio apertura a la Tienda de la sinodalidad, liderado por la red Amerindia y el Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad, un espacio de encuentro, diálogo y reflexión que busca acompañar la segunda sesión de la Asamblea Sinodal que se desarrolla por estos días en Roma.
Los visitantes a esta Tienda que se extenderá hasta el próximo 23 de octubre, podrán encontrar una agenda muy variada a nivel eclesial, entre las que se encuentran eventos culturales, exposición de arte, presentación de nuevos libros editoriales. Además, se ofrecerán espacios como conversatorios, paneles y tertulias que ayudarán a entender entre otros temas la sinodalidad.
El telón de este ciclo de conferencias lo abrieron Elisabet Román y Juan Soto, del Consejo Nacional Católico del Ministerio Hispano en los Estados Unidos, con el conversatorio: “Sinodalidad y mundo Hispano”, allí expusieron la vivencia cotidiana pero también colectiva del Mundo Hispano en Estados Unidos y el papel de la Iglesia en este escenario.
Elisabet Román, quien es la presidenta del Consejo Católico Nacional para el Ministerio Hispano desde 2014, centro su intervención ofreciendo una radiografía de la realidad que enfrenta la Iglesia hispana en los Estados Unidos, con sus desafíos, oportunidades y retos a enfrentar, específicamente en el contexto de la población migrante que según indicó constituye casi el 45% de la población católica en este país.
Señaló que en las últimas décadas los latinos han incrementado significativamente su presencia en la iglesia de los Estados Unidos en gran parte impulsados por la inmigración y teniendo las tasas de natalidad más altas en comparación con la cultura dominante. Un pueblo joven, donde la edad promedio de los católicos hispanos es de alrededor de 29 a 30 años. Indicó que este grupo demográfico más joven desempeña un papel importante en la configuración del futuro de la iglesia en los Estados Unidos especialmente en términos de vitalidad cultural, liderazgo y vida comunitaria.
Pero a estas cifras significativas, advirtió hay una tendencia preocupante por la desafiliación entre los hispanos nacidos en Estados Unidos, especialmente las generaciones más jóvenes de latinos que se identifican como católicos. Esto ha disminuido de un 67% en el año 2010 a 40.3% en el 2022, lo que refleja el creciente número de aquellos que no se afilian a ninguna religión, añadiendo que esto se debe a la falta de representación latina en el liderazgo católico
A estas preocupantes cifras, le sumó la escaza presencia en los roles de liderazgo, no hay líderes en la Iglesia que ayuden a defender los derechos de los latinos, estos factores contribuyen a un acceso limitado a la educación superior, agravante que se amplía porque muchos de ellos son indocumentados. “Muchas estructuras de liderazgo carecen de las capacidades culturales y lingüísticas necesarias para apoyar y elevar las voces proféticas de los hispanos, superar esas barreras requiere esfuerzos intencionados para empoderar a los líderes latinos a través de la formación, el acompañamiento, la mentoría y la inclusión en los cuerpos de toma de decisiones”
Dijo además que, a partir del 2023 hay aproximadamente 3.200 sacerdotes latinos en los Estados Unidos de un total de más de 34.000 sacerdotes en todo el país, lo que representa un 9% del clero, esto significa “que nuestras voces están sub representadas de voces de liderazgo especialmente en el sacerdocio y en los rangos episcopales lo que afecta la capacidad de la iglesia para atender adecuadamente las comunidades latinas”.
Los roles claves en la toma de decisiones y las posiciones de liderazgo a nivel diocesano están mayoritariamente ocupados por personas no latinas en consecuencia temas que son más relevantes para las comunidades latinas como la reforma migratoria la justicia social y el acceso equitativo a recursos pueden no ser prioridad en la misión más amplia de la iglesia”, asintió en decir
Resaltó como preocupantes otros aspectos que siguen alejando a los latinos de la Iglesia católica, entre ellos la falta de integración a la vida parroquial, donde aún hay iglesias que celebran la eucaristía en inglés; el tema de escándalos por abuso de menores que los ha llevado a crisis financieras, obligando a la Iglesia a tomar decisiones difíciles incluidas en ellas el cierre de ministerios latinos y parroquias que sirven predominantemente a comunidades hispanas.