Desapareció al salir de una fiesta y la encontraron muerta debajo de un colchón: el crimen de Ludmila Pretti

El juicio por el brutal femicidio de Ludmila Pretti, la adolescente de 14 años que fue estrangulada con su propio pañuelo durante la madrugada del 6 de septiembre de 2020 en una casa de la localidad bonaerense de Francisco Álvarez, está a punto de comenzar. Por el crimen hay un único acusado: Cristian Adrián Jerez.
La noche del 5 de septiembre de 2020, Ludmila se reunió con su amiga Mayra para ir a una fiesta ubicada a solo seis cuadras de su casa. La cuarentena todavía no lo permitía, pero Cristian Jerez decidió organizar una reunión a la que asistieron alrededor de 10 personas.
Para las primeras horas de la mañana del domingo, solo quedaban cuatro personas en la casa ubicada sobre la calle Diario La Nacional al 4038: Ludmila, Mayra, Cristian Jerez y su primo. De acuerdo a los testimonios de los testigos, la víctima quedó a solas con Jerez y discutieron.
«Dejame ir, dejame ir», fue una de las frases que lograron escuchar los vecinos de Jerez que vivían en el piso de arriba de la habitación que alquilaba el joven de 19 años. «Yo me pago el fernet», suplicó la víctima para que la dejara irse de la casa, según declaró una de las testigos.
El relato de una de las vecinas indica que cerca de las 6 de la mañana, un joven con “una gorrita blanca” salió de la casa y Pretti quedó adentro con Jerez. Los gritos volvieron a resonar entre las paredes de la habitación: «Me quiero ir a mi casa, el sábado que viene te pago el fernet». “Quedate, quedate”, respondió el acusado hasta que los gritos le dieron paso al silencio.
Treinta minutos después de esa discusión, desde el celular de Ludmila se envió un mensaje que avisaba que estaba a punto de regresar a su casa en un remis. En el juicio se deberá determinar si efectivamente ella mandó los mensajes o si fue otra persona el que lo hizo. Lo cierto es que uno de los amigos le escribió a las 7.06. “Sé que le llegó porque tenía dos tildes y no me contestó”, contó a TN Joel, amigo de la víctima.
El papá de la víctima, Leandro Pretti, llegó de viaje ese mismo domingo. Estaba separado de la mamá de Ludmila y cuando fue a buscarla a su casa se enteró de que la joven no había regresado. “Mi ex estaba llorando y me dijo que no la encontraban”, recordó en diálogo con TN.
Fue entonces que tomó la decisión de comunicarse con un tío de Ludmila que trabaja en la Policía Federal para poder radicar la denuncia por averiguación de paradero en la comisaría de Francisco Álvarez. En paralelo, comenzó a buscarla por sus propios medios.
“Se acercaron los padres de todos los chicos que habían ido a la fiesta porque eran todos menores. Lo fui a buscar a Jerez a la casa y no estaba. Me atendió el tío y me dijo que la nena no estaba ahí“, contó Leandro Pretti.
Sin embargo, hubo un encuentro con Jerez antes de que el joven se diera a la fuga: fue en la comisaría de Francisco Álvarez. Hasta allí el acusado había ido a presentarse como testigo.
“La Policía Federal me llamó para avisarme que habían encontrado el teléfono de mi hija en la esquina de su casa. En ese momento, se a la fuga y no lo pudimos encontrar», contó Pretti sobre la llamativa actitud de quien, hasta ese momento, comenzaba a ser el primer sospechoso.
Fue cuestión de minutos para que la Policía Federal encontrara el cuerpo de Ludmila en un allanamiento de urgencia sobre la casa de Jerez. La encontraron semidesnuda, envuelta en una frazada y entre dos colchones de una cama.
La autopsia determinó que la muerte de la adolescente de 14 años había sido producto de “un paro cardiaco traumático, secundario a asfixia mecánica originada por compresión cervical extrínseca por estrangulación a lazo”-
Los investigadores determinaron que la mataron con el mismo pañuelo que llevaba puesto.
Además, los peritos concluyeron que el deceso se produjo “entre las 8 y 12 de la mañana del día 6 de septiembre del 2020”. A esa hora el celular de la joven ya estaba apagado.
Con el hallazgo del cuerpo se activó una intensa búsqueda que alcanzó una fuerte repercusión nacional. Poco más de 24 horas estuvo prófugo Cristian Jerez, hasta que su celular se activó en un descampado de Francisco Álvarez y el sistema de geolocalización lo ubicó.
Los patrulleros llegaron hasta el lugar y encontraron al joven escondido entre los matorrales cercanos a un arroyo. “¡Me entrego, por favor no me maten!”, suplicó antes de ser detenido en la noche del 7 de septiembre.