“Damos gracia por esta vocación a la vida religiosa”
Silvina Vargas profesó sus Votos Perpetuos en la Congregación de la Virgen Niña.
El día 20 de julio en la Iglesia Catedral San Nicolás de Bari , la Hermana Silvina Vargas profesó sus Votos Perpetuos en la Congregación de la Virgen Niña.
Acompañaron sus familiares, personas oriundas de Patquia y amigos de distintas Comunidades, entre ellos jóvenes de la Infancia y Adolescencia Misionera y de la Comunidad donde actualmente reside en Monte Chingolo. Lanus, Buenos Aires. También acampañaron sus Hermanas de la Congregación, el obispo de Lanus, sacerdotes y diáconos. Fue una celebración muy emotiva, en la homilía el Padre Obispo Dante Braida expresó: “La hermana Silvina fue creciendo en una actividad pastoral concreta, con la Infancia y Adolescencia Misionera, en una comunidad concreta: Parroquia Encarnación del Señor, de la ciudad de La Rioja; junto a una familia concreta. En esta vida de servicio conoce a las hermanas de la Virgen Niña y comienza a discernir y luego a seguir este camino vocacional en el que hoy hace su compromiso definitivo”.
“Hoy damos gracias por esta vocación a la Vida consagrada y pedimos que cada hijo de la Iglesia pueda descubrir y seguir la vocación para la cual Dios los ha creado. Para todos Dios tiene un lugar y una misión. Para esa misión propia Dios nos llama y nos da talentos y carismas para llevarla adelante.
Al finalizar la Hermana Silvina dirigió unas palabras cargadas de cariño y gratitud a Dios en primer lugar y también a su familia en especial a su abuela quien con su ejemplo le enseñó a vivir la caridad en gestos concretos”, señaló.
“Con alegría nos reunimos para celebrar hoy la profesión perpetua de la Hermana Silvina Vargas, una hija de nuestro pueblo riojano. Aquí nos acompañan sus familiares, amigos y hermanas de la congregación de la Virgen Niña. Nos acompañan y damos la bienvenida a hermanos de la diócesis de Avellaneda-Lanús que participan junto a su obispo Mons. Maxi Margni. Vivimos este acontecimiento en el marco de los 90 años de la diócesis y en este mes de julio marcado por la memoria de los beatos mártires riojanos: mons. Enrique Angelelli, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera”, así comenzó una emotiva homilía.
“También lo vivimos en el ´día del amigo’, convocados por nuestro Amigo Jesús que también a nosotros nos dice: “Ya no los llamo servidores…; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.”Damos gracias por la amistad de Jesús y también tenemos presente rezamos en esta misa por nuestras amistades”, subrayó.
“El Evangelio de hoy nos presenta la vida misionera de los Apóstoles junto a Jesús. Vida por cierto muy intensa, de tal modo que “no tenían tiempo ni para comer”. Sin embargo Jesús los invita a un encuentro más íntimo con él: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco”, les dice. La vida de los Apóstoles va creciendo en tiempos de misión y en tiempos de intimidad con el Maestro que los eligió.
Del mismo modo la vocación de la hermana Silvina fue creciendo en una actividad pastoral concreta, con la Infancia y Adolescencia Misionera, en una comunidad concreta: Parroquia Encarnación del Señor, de la ciudad de La Rioja; junto a una familia concreta. En esta vida de servicio conoce a las hermanas de la Virgen Niña y comienza a discernir y luego a seguir este camino vocacional en el que hoy hace su compromiso definitivo”, resaltó.
“Hoy damos gracias por esta vocación a la Vida consagrada y pedimos que cada hijo de la Iglesia pueda descubrir y seguir la vocación para la cual Dios los ha creado. Para todos Dios tiene un lugar y una misión. Para esa misión propia Dios nos llama y nos da talentos y carismas para llevarla adelante”, remarcó.
“Como lema la hermana Silvina ha elegido: “Tus cinco panes y dos peces ¡los bendigo, doy gracias, y te los doy para que los des! ¡Muchos serán saciados!”. Inspirado en el evangelio de San Mateo capítulo 14. Reconoce allí que su vida, sus talentos son un don de Dios, un regalo que se recibe de Él para darlo, para con ellos entregar la propia vida a los demás. En este caso el llamado se realiza en la congregación de las hermanas de la Virgen Niña que nace en el norte de Italia en 1832 siendo sus fundadoras las santas María Bartolomé Capitanio y Vicenta Gerosa. La congregación nace en un contexto de guerras, pobreza y pandemias. Por ello buscará responder a esa realidad con el carisma de la caridad misericordiosa de Jesús Redentor, con la misión de llevar la misericordia de Dios especialmente a los jóvenes de cualquier condición, sobre todo a los más pobres; a los enfermos, a los ancianos, a los marginados, a los que aún no conocen el Evangelio. Siempre siguiendo las huellas misericordiosas de Jesús, como bien lo expresa el evangelio de hoy: “Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.” Luego realizará el signo de la multiplicación de los panes”, aseveró.
“La ayuda misericordiosa de Jesús es integral y siempre responde a situaciones concretas de vida. En estos tiempos también descubrimos personas con muchas necesidades que requieren atenciones precisas y cargadas de amor, como manifestación de la ternura de Dios. Es misión de la Iglesia responder a esas situaciones. Para ello este carisma de la Congregación viene a alentar esa misión”, dijo.
“Querida hermana Silvina, hoy realizas tu compromiso definitivo a Jesús, en este Instituto abrazando plenamente ese carisma a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia. La castidad: para ser toda de Jesús y en él de todos y para todos; la Obediencia: buscando siempre vivir plenamente la voluntad de Dios; la Pobreza para que, con humildad, puedas entregar la vida a Jesús, siendo él tu única posesión confiando siempre en su providencia.
Para vivir plenamente esta consagración será fundamental cultivar una amistad profunda con el Señor, en la vida de oración, de adoración, de silencio contemplativo, alimentándote por la meditación de la Palabra y la Eucaristía. Como a los Apóstoles en el Evangelio, también Jesús nos llama a nosotros estar a solas con Él, en el desierto. Al mismo tiempo que es esencial vivir intensamente la vida comunitaria y una pertenencia cordial a la Iglesia diocesana donde habites”, acotó.
Silvina Vargas de la Vega es oriunda del Barrio Antartida I de la ciudad capital de La Rioja. Su familia está compuesta por su mamá Selva, su papá Jesús, su hermana Natalia, su cuñado Juan y tres sobrinos: Jonás, Thiago y Sofia. De pequeña Silvina fue al Jardín de Infantes de su barrio y luego al Jardín Sara Eccleston, cursó la primaria en la escuela Benjamín de la Vega, el secundario en la Escuela Comercio N°1 y el Profesorado de Nivel inicial Pedro Ignacio de Castro Barros.
“Alrededor de mis 25 años era parte de la (IAM) Infancia y Adolescencia Misionera de la Parroquia Encarnación del Señor (Barrio Shincal) y acompañaba al Padre Jorge Pérez a visitar enfermos, a realizar responsos, misiones por los barrios y así diversos servicios junto a él. En esta experiencia de compartir servicios pastorales junto al padre Jorge me surgió la pregunta: yo, como mujer, ¿qué puedo hacer en la Iglesia como discípula misionera para dedicarme a tiempo completo como él lo hacía?”, se preguntó la mujer religiosa.
“A los jóvenes les diría que conocer a Jesús transforma la vida. Amorosamente Él te va ayudando a comprender para qué estás en este mundo y que cada uno tiene una misión en la tierra, un propósito para el cual vivir y así ser plenamente feliz”, dijo.