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“Prevenir es mejor que curar”: claves para entender el ACV

En diálogo con el neurólogo Fernando Casas (M.P. 2077), profundizamos en una de las enfermedades neurológicas más prevalentes y devastadoras: el accidente cerebrovascular.

 

«Bueno, primero es importante aclarar que hoy se prefiere hablar de ataque cerebrovascular y no de accidente. La palabra accidente sugiere algo inevitable, fortuito. Pero muchos de estos eventos pueden evitarse si controlamos los factores de riesgo», comienza explicando el Dr. Casas.

Cada año, más de 15 millones de personas en el mundo sufren un ACV. Es una de las principales causas de muerte y la primera causa de discapacidad en adultos. “Lo preocupante es el aumento de casos en personas jóvenes”, advierte el médico.

El ACV puede ser isquémico (80% de los casos), cuando una arteria cerebral se obstruye, o hemorrágico (20%), cuando un vaso sanguíneo se rompe. En jóvenes, aunque menos frecuentes, los ACV están creciendo, posiblemente por factores como el estilo de vida, enfermedades congénitas o inmunológicas.

—¿Qué tratamientos existen?

«Cada tratamiento debe adaptarse al paciente, como un traje a medida. Pero lo esencial es prevenir», remarca Casas. En casos isquémicos, si se detecta a tiempo, se puede aplicar un tratamiento con trombolíticos o intervenciones endovasculares para remover el coágulo.

Sin embargo, la prevención sigue siendo la herramienta más poderosa. «El 80% de los ACV está relacionado con hipertensión arterial, pero también inciden el sedentarismo, la obesidad, la diabetes y el tabaquismo. Todos factores prevenibles.»

—¿Puede el estilo de vida actual influir en el aumento de ACV en jóvenes?

«Sin dudas», responde el especialista. “El confinamiento durante la pandemia potenció el sedentarismo, el estrés, la ansiedad y el consumo de alimentos ultraprocesados. Hoy, muchos adolescentes pasan el día acostados, frente a una pantalla, con escasa actividad física. Esto tiene un impacto directo en la salud cardiovascular.”

—¿Cuáles son los síntomas que deben alertarnos?

El doctor hace un fuerte llamado a la acción inmediata: “Así como cualquier dolor fuerte en el pecho se asocia rápidamente a un infarto, debemos tener la misma reacción ante señales de un ACV: pérdida súbita de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar, asimetría facial o confusión repentina. Si ocurre algo así, hay que acudir urgente al servicio de emergencia”.

—Para cerrar, ¿qué mensaje quiere dejarle a la audiencia?

«Gracias por el espacio. Difundir esta información salva vidas. Todos conocemos a alguien que ha sufrido un ACV. Y aunque muchos sobreviven, las secuelas son una carga inmensa para el paciente, su familia y la sociedad. Hoy tenemos herramientas para tratar la hipertensión, la diabetes, para dejar de fumar. Cambiar el estilo de vida no es fácil, pero sí posible. Y con eso, podemos reducir enormemente la incidencia de esta enfermedad», concluye el Dr. Fernando Casas.

Fuente: Radio La Ciudad

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