Murió a los 97 años Franceso Rivella, el químico italiano que inventó Nutella

Nacido en 1928 en Barbaresco, una pintoresca localidad de la provincia de Cuneo, Rivella se graduó en química bromatológica en la Universidad de Turín. En 1952, a la edad de 25 años, se incorporó a la entonces pequeña empresa Ferrero, fundada por Pietro Ferrero. Contratado inicialmente por Giovanni Ferrero, tío de Michele, Rivella dedicó cuatro décadas de su vida profesional a la compañía, desempeñando un papel clave en su expansión de una planta local a una marca de renombre internacional.
Durante los años del llamado “milagro económico” italiano, Rivella se convirtió en un estrecho colaborador de Michele Ferrero. Juntos emprendieron numerosos viajes por Europa, en los que analizaban materias primas y estudiaban productos de la competencia. En un laboratorio especialmente establecido en Milán, Rivella evaluaba la calidad de los ingredientes que Michele consideraba adquirir, para garantizar la excelencia en los productos de Ferrero, según indicó el medio italiano Il Messaggero.
La creación de Nutella en 1964 marcó un hito en la historia de la empresa. Aunque la receta original de una pasta de avellanas y cacao, conocida como Giandujot, fue desarrollada por Pietro Ferrero en 1946, fue Rivella quien, junto con Michele, perfeccionó y transformó esta fórmula en la crema untable que hoy conocemos como Nutella. Este producto no solo conquistó el paladar de los italianos, sino que también se convirtió en un fenómeno global.
Además de Nutella, Rivella participó en el desarrollo de otros productos icónicos de Ferrero. Durante su gestión como director técnico y posteriormente como director de investigación básica del grupo, supervisó la creación de delicias como Mon Chéri (1956), Tic Tac (1969), Kinder Chocolate (1968), Kinder Sorpresa (1974) y Ferrero Rocher (1982). Su enfoque meticuloso y su pasión por la innovación fueron pilares fundamentales en el éxito y la diversificación de la empresa, según consignó el medio La Repubblica.
Tras su jubilación en 1993, Rivella se dedicó a la agricultura frutal y al pallapugno, un deporte tradicional italiano, en su querida ciudad de Alba. Su legado perdura no solo en los productos que ayudó a crear, sino también en la cultura de calidad e innovación que inculcó en Ferrero. Su partida deja un vacío en la comunidad local y en la industria alimentaria global.
Francesco Rivella será recordado como un hombre de profunda dedicación y humildad, cuya labor incansable y visión contribuyeron significativamente al posicionamiento de Ferrero como un gigante en el mundo de la confitería. Su legado perdurará en cada frasco de Nutella y en los corazones de quienes disfrutan de sus productos.