El viernes 20 de diciembre de 2024 en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Villa Unión Lucas Nazar recibió, de manos del obispo Monseñor Dante Braida, la ordenación Diaconal. “¡Estoy feliz!”, fueron las palabras con que Lucas se despidió de los que participaron de su ordenación.
El pueblo de Villa Unón junto con la familia y amigos de Lucas, personas llegadas de diferentes lugares de la Diócesis y también seminaristas y sacerdotes del Seminario de Córdoba vivieron con alegría este paso Vocacional. Monseñor Braida fue muy cercano y paternal en la Homilía en donde destacó la importancia de la Familia, la Comunidad, la Oración en la formación vocacional
Lucas Nació en Chilecito hace 30 años y se crió en Nonogasta, tiene 3 hermanos y 5 sobrinos; terminado el secundario estudió Ingeniería agronómica en la Universidad de Chilecito hasta que, al sentir el llamdo de Jesús, decidió ser sacerdote.
“Gracias por estar. Hagan lo mismo que yo hice con ustedes” pasaje del evangelio de San Juan que recé para este momento. Y cuando pienso cuanto hizo Dios realmente ¡no se deja ganar!”, dijo Nazar.
“¡Está genial! Dios me dio vida y en ella me fue mostrando su cercanía, misericordia y perdón. En primer lugar, por darme una familia hermosa no perfecta pero incondicional aun cuando deje mis estudios para seguir al Señor. No fue sencillo al principio, pero de a poco todos fuimos aceptando y acompañándonos. ¡Gracias por eso!. En segundo lugar, me mostro su cercanía al ir ensanchando la mesa al poner o ponerme en el camino de tantas personas maravillosas que, con su vida, su amistad, su aprecio me enseñan un montonazo y me sostienen. Pensaba en tantos rostros que hoy me acompañan inclusive a la distancia y me hicieron llegar su mensaje. Gracias a cada comunidad tanto de aquí de La Rioja como de Córdoba que me abrieron las puertas de su hogar, siempre tengo un lugar donde refugiarme, donde ir…Qué lindo este andar con otros”, afirmó.
“Gracias a la gente del seminario, ellos sí que me padecieron, pero parte de lo que soy se lo debo a ellos. Gracias a los sacerdotes que me acompañaron en cada paso, por el aliento, por prenguntarme ¿si necesitaba algo? ¿si estaba bien? por su sÍ. Gracias por acompañarme. Gracias por bancarme siempre… como lo expresé anteriormente esta vocación es de ustedes, un hermoso regalo de Dios para ustedes. Esto y mucho más hizo Dios, por eso el “hagan lo mismo” es una invitación a dar un poquito de todo lo que me da. Por eso les pido encarecidamente: Que me sostengan con su oración, cariño como lo vienen haciendo. Que me sigan enseñando, corrigiendo y acompañando. Y síganme hablando de Dios con sus consejos, palabras y caridad”, añadió.
Homilia
“Tenemos mucha alegría en esta ordenación de Lucas que es también la maduración de una vocación que recibió y fue discerniendo a lo largo de muchos años y a la vez en esos años fue recibiendo la formación adecuada”, dijo Braida en la misa.
“En la primer lectura el profeta Jeremías nos hace ver como Dios nos elige desde el seno materno, el haber sido conocido, elegido por Dios, consagrado es experimentado por el profeta desde el seno de su madre y enviado a anunciar a Dios y su mensaje al Pueblo, también denunciar al pueblo en las cosas que no hacia bien. Dios le dice al profeta yo estoy contigo y la misión será ir donde yo te envíe lo que implica disponibilidad”, aseveró.
“Lucas llega a la ordenación luego de un llamado, un discernimiento, una formación con la certeza de que Dios lo llama y lo envía. Todas las vocaciones están entrelazadas entre sí. Si Lucas está hoy aquí es porque sus padres han recibido la vocación al matrimonio y la han vivido con generosidad, fidelidad, abriéndose a la vida, recibiendo la vida, educándola, acompañándola. Es una vocación al matrimonio que florece en la familia y de esa familia Dios toma una vocación”, acotó.
“Lucas también al discernir su vocación estuvo en contacto con otras vocaciones, laicales, religiosas en donde experimentó la complementariedad de las vocaciones. El diaconado es una vocación al servicio a ejemplo de Jesús que pasó la vida haciendo el bien y murió amando hasta el extremo”, determinó.
“El señor y el maestro es quien en la última cena le lava los pies a los demás y nos muestra lo propio de nuestra identidad, el servicio, y nos dice hagan lo mismo entre ustedes. En lo que hacemos como servicio debemos entregar nuestra vida”, agregó.
“El diácono tiene que promover la vida como servicio, cada momento es ocasión de servir a los demás en lo cotidiano. En todos hay un necesitado, y nosotros también somos necesitados de los demás. Y así se va desarrollando la misión propia de la Iglesia que están presentes en nuestras líneas pastorales, la primera de ellas es una iglesia en salida, que se embarra”, informó.
“Te ordenas en este tiempo sinodal, de jubileo, de caminar juntos, de que nadie está de más en la Iglesia. También es un llamado a caminar juntos, as ser comunidad alimentada por la oración, con la familiaridad, la amistad con Dios”, resaltó.
“Tenemos en la Iglesia riojana el testimonio de los mártires, un llamado a dejarnos llevar por el espíritu dando la vida haciendo el bien y entregándola por servicio al pueblo. Esos modelos nos entusiasman y nos marcan el camino del Evangelio, de la felicidad. Agradezco a la familia de Lucas, a la comunidad de Nonogasta que le permitió crecer como niño, como joven, los sacerdotes, los diferentes ámbitos de la diócesis por donde pasaste tu vida, al seminario de córdoba que fue alimentando este seno materno en donde creció tu vocación”, resaltó. “Una iglesia dinámica viva, misionera, orante sinodal florecen todas las vocaciones para tener una vida plena junto al Señor”, finalizó.